En un encuentro con la prensa, Claudia Sheinbaum Pardo, quien se perfilaba como presidenta electa, lanzó una incisiva crítica contra sus oponentes, acusándolos de incoherencia y duplicidad discursiva. Dirigiéndose a Norma Piña, presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, solicitó explicaciones sobre su reunión con Alejandro Moreno del PRI, así como los mensajes intimidatorios dirigidos a Alejandro Armenta durante su mandato en el Senado, y las controvertidas liberaciones de delincuentes.
Con un tono que combinaba severidad y firmeza, Sheinbaum propuso públicamente a ministros, magistrados y jueces “que demuestren su excelencia inscribiéndose para ser elegidos directamente por el pueblo, si verdaderamente son tan competentes como dicen ser”.
Critiquó abiertamente el cambio de actitud de Piña al buscar diálogo con el presidente y con ella misma, señalando con ironía: “¿No era acaso autoritarismo lo que denunciaba?”.
En un despliegue de retórica afilada, la próxima mandataria enfatizó el doble rasero y la hipocresía de sus adversarios: “Este doble discurso, esta doble moral, es característica de muchos de nuestros oponentes”.
Ante las preocupaciones expresadas por 42 jueces y magistrados respecto a la elección popular de los impartidores de justicia, Sheinbaum reiteró que esta reforma busca alejar la justicia de intereses partidistas y acercarla al ciudadano común. Recordó episodios del pasado para contextualizar su punto, mencionando la renovación del Poder Judicial bajo el mandato de Ernesto Zedillo, que también generó controversia.
Con un llamado a la acción, instó a los jueces y magistrados a no temer la reforma y a participar activamente en el proceso electoral que se avecina: “Inscribirse dará fuerza y legitimidad a su función judicial”.
Concluyó subrayando la importancia de la renovación del Poder Judicial como un paso positivo hacia una justicia más transparente y democrática.