La sombra del peligro se cernió sobre Milton Morales Figueroa durante varios días antes de que la tragedia se consumara. El jefe de la Unidad de Operaciones Especiales de la Policía de la Ciudad de México fue seguido meticulosamente por una célula criminal que el pasado domingo ejecutó su plan en Coacalco, Estado de México.
Las autoridades de la capital, que trabajan en estrecha colaboración para esclarecer el crimen, confirmaron la vigilancia a la que fue sometido Morales Figueroa. Ahora, el foco de la investigación está en determinar el tiempo que duró esta observación y los motivos detrás de la ausencia de sus escoltas el día del ataque.
Un video difundido en redes sociales revela la crudeza del momento: un solitario agresor disparó a Morales Figueroa por la espalda, provocándole la muerte casi instantánea con un tiro en la cabeza. Este trágico suceso ocurrió cuando el funcionario, de 40 años y originario de Aguascalientes, se encontraba frente a una pollería en el centro de Coacalco, sin la protección que habitualmente le acompañaba.
Morales Figueroa, hombre de confianza de Omar García Harfuch, con quien iba a colaborar en la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana del gobierno federal, había desempeñado un papel crucial en la investigación de atentados significativos, como los dirigidos contra García Harfuch en junio de 2020 y el periodista Ciro Gómez Leyva en 2022. Su legado incluye la mayor incautación de cocaína en la Ciudad de México y la obtención de la primera orden de aprehensión bajo la Ley Olimpia.
Ayer, en un emotivo homenaje, familiares, amigos y compañeros se despidieron de Morales Figueroa. Durante una misa, altos mandos de la policía, encabezados por su titular Pablo Vázquez, montaron una guardia de honor alrededor del ataúd. Vázquez Camacho expresó sus condolencias a los deudos y aseguró que el caso no quedará impune, destacando el empeño y profesionalismo del fallecido.
Con el toque de silencio y una lluvia de pétalos de rosas rojas, los restos de Morales Figueroa fueron trasladados a una funeraria en el Estado de México, donde sus seres queridos velarían por última vez a un hombre cuya entrega y valentía dejaron una huella imborrable en la policía capitalina.