Ciudad de México, 29 de septiembre – En una protesta insólita que combina tradiciones y un fuerte reclamo social, habitantes de la comunidad Chayomté, en la región tzotzil de los Altos de Chiapas, retuvieron al Alcalde de Aldama, Alonso Pérez Santiz, y lo vistieron con ropas tradicionales de mujer. Esta acción se realizó como castigo por el incumplimiento en la ejecución de obras públicas, en particular la construcción de infraestructuras clave para la comunidad.
Los hechos ocurrieron el pasado jueves 26 de septiembre, cuando el Alcalde se dirigía a San Cristóbal de las Casas y fue interceptado por varios vehículos. Los pobladores lo obligaron a descender de su automóvil y lo trasladaron a una cancha de basquetbol de la comunidad. Allí, bajo la atenta mirada de los habitantes, lo colgaron simbólicamente de los brazos, en una clara demostración de poder comunitario y en ejercicio de sus usos y costumbres. La comunidad tzotzil exigía que Pérez Santiz se comprometiera a saldar una deuda de 1.5 millones de pesos para la realización de obras públicas en la región.
Con un micrófono en mano, el Alcalde, vestido con las ropas femeninas que le colocaron, trató de calmar a la multitud. “Sólo quiero pedir que si pueden venir a entregar la paga… que venga la Sedena, la Guardia Nacional, la policía estatal y la Fiscalía para que nos entendamos. Que traigan el recurso correspondiente”, declaró Pérez Santiz, enfatizando que su vida corría peligro y que necesitaba apoyo de las autoridades estatales y federales para resolver la situación.
Contexto de Pobreza y Desigualdad
La retención del alcalde pone de relieve las profundas desigualdades que azotan a la región. Aldama es uno de los municipios más empobrecidos de Chiapas, con un 98.9% de su población en condiciones de pobreza, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). La falta de acceso a servicios básicos y el olvido gubernamental han generado un clima de frustración entre sus habitantes. La protesta, más allá de una simple manifestación, refleja la desesperación de comunidades que han sido históricamente marginadas y que, en algunos casos, han optado por métodos drásticos para ser escuchadas.
Además, la región ha sufrido la violencia de grupos paramilitares durante años, lo que ha provocado el desplazamiento forzado de numerosos pobladores indígenas tzotziles. Esta situación agrava la precariedad social y limita el desarrollo de infraestructura vital en la zona.
Un Reclamo Bajo los Usos y Costumbres
El acto de vestir al alcalde con ropa femenina tiene un fuerte simbolismo en las comunidades indígenas de los Altos de Chiapas. Este castigo público no es solo una humillación, sino una manera de subvertir el poder político masculino, representado en el alcalde, para llamar la atención sobre el incumplimiento de sus responsabilidades hacia la comunidad. El mensaje es claro: la comunidad no tolerará más promesas incumplidas.
Por su parte, el alcalde reconoció que su capacidad de actuar estaba limitada sin el apoyo de los niveles superiores de gobierno, lo que refleja la complejidad del conflicto, en el que convergen la pobreza extrema, el abandono institucional y la resistencia cultural indígena.
El desenlace de esta situación dependerá de si las autoridades estatales y federales intervienen y logran cumplir con las demandas de la comunidad, que sigue esperando que las promesas de infraestructura se conviertan en una realidad tangible.