En el panorama político mexicano, el sexenio de Felipe Calderón dejó una huella profunda en el Partido Acción Nacional (PAN). Durante su administración, el PAN, que había alcanzado la cima del poder, experimentó un declive significativo, llegando a posicionarse en tercer lugar en las preferencias electorales.
Este descenso se atribuye, en parte, a las decisiones tomadas por Calderón, especialmente en relación con la elección de candidatos presidenciales. La designación de Ernesto Cordero como candidato oficial generó tensiones y divisiones dentro del partido. Tras la derrota de Cordero en las primarias, Calderón optó por no brindar su apoyo a Josefina Vázquez Mota, quien finalmente se convirtió en la candidata del PAN para las elecciones presidenciales. Esta falta de respaldo dejó a Vázquez Mota en una posición vulnerable, sin el apoyo pleno de su partido y enfrentando una contienda electoral complicada.
La ausencia de una estrategia unificada y el distanciamiento de Calderón de la campaña de Vázquez Mota fueron factores determinantes en el debilitamiento del PAN en el escenario político nacional. Este periodo evidenció cómo las decisiones y alianzas en la cúpula del poder pueden influir en el destino de un partido político, dejando lecciones sobre la importancia de la unidad y el liderazgo en tiempos de crisis.