Ciudad de México. En un mundo cada vez más inestable, la energía parece convertirse en un campo de batalla tanto físico como conceptual. Un reciente informe de la Agencia Internacional de Energía (IEA, por sus siglas en inglés) nos ofrece una mirada inquietante hacia el futuro inmediato del sector energético, donde la sombra de las energías fósiles se alza por última vez antes de que su demanda toque el fondo.
De acuerdo con el documento titulado Perspectivas Energéticas Mundiales 2024, la demanda de carbón, petróleo y gas natural alcanzará su punto máximo antes de 2030, un hecho que contrasta con el resplandor prometedor de las energías limpias, que se proyecta generarán más de la mitad de la electricidad global en ese mismo lapso. “Estamos a las puertas de un cambio monumental”, afirma Fatih Birol, director ejecutivo de la IEA, quien pinta un cuadro de un mundo donde los excedentes de petróleo y gas podrían transformar radicalmente nuestra relación con la energía.
En esta encrucijada, Birol advierte que el alivio en los precios de los combustibles podría ofrecer un respiro a los consumidores, quienes han sufrido el impacto de crisis energéticas pasadas. Pero este alivio es solo una parte de la historia; las políticas gubernamentales y las decisiones individuales jugarán un papel crucial en la transición hacia un futuro más limpio y sostenible.
El informe subraya la importancia de aumentar las inversiones en energías limpias y eliminar subsidios ineficientes a los combustibles fósiles. “Las tensiones geopolíticas actuales destacan la fragilidad de nuestro sistema energético, revelando la necesidad de políticas más robustas”, dice Birol, advirtiendo sobre los riesgos que estas tensiones representan para la seguridad energética y el cambio climático.
A medida que el uso de electricidad se dispara, doblando el ritmo de la demanda energética general en la última década, China emerge como un actor central. Con un crecimiento en la generación de energía solar que podría, en menos de diez años, eclipsar la demanda total de electricidad de Estados Unidos, el país asiático está reescribiendo las reglas del juego energético.
Sin embargo, el camino hacia una transición energética efectiva no es sencillo. “Por cada dólar invertido en energía renovable, solo se destinan 60 centavos a redes y almacenamiento”, revela la IEA, lo que sugiere que la infraestructura esencial para sustentar este crecimiento no está a la altura. Además, fenómenos meteorológicos extremos, intensificados por el cambio climático, amenazan la estabilidad de los sistemas energéticos, planteando desafíos profundos y urgentes.
Así, mientras nos adentramos en lo que Birol denomina la “Era de la Electricidad”, se vuelve evidente que el futuro energético estará marcado por una lucha constante entre la innovación y la resistencia. La historia de la energía, que ha transitado de la Era del Carbón a la del Petróleo, ahora se enfrenta a un nuevo capítulo que exige no solo claridad de visión, sino también un compromiso decidido hacia un futuro más limpio y seguro.