En el corazón de Dearborn, Michigan, la comunidad árabe se alza entre banderas libanesas y lazos familiares con Medio Oriente. Mientras las bombas caen en Gaza y Líbano, Naddine Ahmad, de 31 años, se aferra a la esperanza con cada mensaje que envía a sus seres queridos en Beirut. La guerra se siente demasiado cerca, alimentada por el apoyo militar de Estados Unidos a Israel, que indigna a muchos en esta ciudad mayoritariamente árabe.
Dearborn, la primera ciudad con mayoría árabe en EE.UU., es un bastión electoral clave para los demócratas, pero el descontento crece. La comunidad que alguna vez apoyó con fuerza a Biden, ahora cuestiona a Kamala Harris, su candidata, por seguir respaldando a Israel. La elección de noviembre en Michigan, un estado crucial, pende de un hilo, y el voto árabe podría inclinar la balanza.
La sensación de impotencia persiste. Familias libanesas como la de Yasmina Daher, de 26 años, recaudan fondos para los desplazados por la guerra, mientras sueñan con la paz que tanto anhelan. La historia de esta comunidad es la de una diáspora marcada por la migración, la guerra y, ahora, el activismo político.