Shuta Nyufy. El señor de las nubes

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Fue hace más de 12 años en que pusimos los pies por primera vez en la región de Nashinandá. Fuimos a impartir un curso de periodismo a Radio Nhandia, una radio indígena que se encuentra en Mazatlán Villa de Flores, la región de las cañadas de Oaxaca.
Al bajar del camión que nos llevó al pueblo, que curiosamente se llamaba el estudiante, me di cuenta que las nubes se empezaron a juntar sobre nosotros. Fue como entrar en otra dimensión, con gente del color de la tierra. El olor de flores y encinos sobresalía del olor humano, cálido, con ojos curiosos y gentiles. Se enriquecía con la presencia de unas nubes que tuvieron la sorpresa de acercarse hasta nuestras narices.
Me quedé embobado mirando los nubarrones. Nubes que tuve enfrente, a un lado, arriba y abajo, porque Mazatlán Villa de Flores está asentado en una meseta que se formó en esta parte de la cordillera. En esas pendientes, las nubes se paseaban como si fueran elefantes rosas pastando por la serranía. Al fondo del camino real de la localidad, se encuentra la iglesia y frente a ella, unas escalinatas que llevan a una vereda que cruza por donde se encuentra asentada Radio Nhandia.
En el camino a la radio, miraba sorprendido a los nimbos, como bombones de azúcar. Como si caminaran conmigo, como si caminara sobre ellas, como si pisara nubes de cempazuchil al pasar a largo de la entrada principal del pueblo.
Al llegar a la radio ya me esperaban sus directivos. Lupita Blanco, Melquiades Rosas, Rogelio Rosas y una parte del grupo que se inscribió en el curso de periodismo que impartiría. Tenían listo el café de olla, con panes de dulce que resultaron sabrosísimos que bien sirvieron para abrir las venas de comunicación y romper barreras con esta gente que dialogaba como con cantos de pajaritos. Yo, sólo alcanzaba a distinguir que decían tendari y respondían atukuandá cuando se saludaban.
Ya que ganó terreno la confianza, Melquiades y mis nuevos amigos me dijeron que a partir de ese día yo sería, soy y seré “shuta nyufi”. Agradecido por ello e ignorante del significado de esas palabras mazatecas, les pregunté; ¿Y eso qué significa? Y con risas en sus labios, que adelantaron mi tranquilidad, me dijeron que eres shuta nyufi, el señor de las nubes.
La gente de Mazatlán, dijeron, ya estaba desesperada porque ya tenían 3 días sin que lloviera. Ni una sola nube y mucho calor, recalcaron. Y dicen que, con nuestra llegada, llegaron las nubes. Y al momento de bajar, una nube había bajado al pueblo. Una nube que nos envolvió y nos prendió en este viaje que inicia. Lo que ellos ignoraban era que llegué embobado de tanta hermosura, de tanta nube que me hacía sentir que caminaba por el cielo.

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