Teocaltiche, Jalisco, amaneció el pasado viernes en medio del sonido ensordecedor de disparos y el temor que sembró un comando del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG). En la madrugada, un convoy del cártel irrumpió en la localidad con vehículos conocidos como “monstruos” —camionetas modificadas y blindadas artesanalmente— y rifles de asalto de alto calibre, incluyendo Barrett .50.
El ataque ocurrió cerca de la 1:40 de la madrugada del 8 de noviembre y fue captado inicialmente por las cámaras de vigilancia del Centro Estatal de Control, Comando, Comunicaciones y Cómputo (C4). Sin embargo, poco después de iniciar la balacera, los atacantes destruyeron las cámaras, borrando en minutos la capacidad de registro de lo que sucedió tras su llegada.
Las balas no sólo retumbaron entre los muros de Teocaltiche, sino que encendieron las alarmas de los pobladores. Ante el ataque, los habitantes de la región de Mechoacanejo —en un acto de valentía y desesperación— se organizaron para repeler al comando, apoyados por otro grupo armado de la zona. Los enfrentamientos entre ambos bandos se prolongaron en las primeras horas del viernes, aunque hasta el momento las autoridades no han proporcionado un reporte oficial de bajas.
Este ataque tiene lugar un año después de una emboscada que el CJNG lanzó en los Altos de Jalisco contra el Ejército, en la cual tres soldados perdieron la vida. Desde entonces, la situación de seguridad en la región se ha deteriorado considerablemente, con el CJNG extendiendo sus operaciones y enfrentándose tanto a las fuerzas de seguridad como a grupos rivales.
El Cártel de Jalisco ha consolidado su control en actividades criminales como el robo de combustible (huachicol) y el tráfico de fentanilo hacia Estados Unidos. Según informes de las autoridades estadounidenses, el CJNG mantiene alianzas estratégicas, incluso con el Cártel de Juárez, conocido ahora como La Línea, que desde 2023 se habría unido a sus filas, fortaleciendo el poderío de la organización bajo el mando de Nemesio Oseguera Cervantes, alias “El Mencho”.
Las autoridades de Jalisco no han ofrecido hasta ahora una explicación detallada sobre el control que el cártel ha ejercido en la zona, ni han confirmado las posibles bajas, alimentando la incertidumbre y el temor en una población que, cada vez con más frecuencia, se encuentra atrapada entre estos enfrentamientos y el silencio de los organismos de seguridad.
Los enfrentamientos entre los grupos armados y los habitantes de Jalisco han dejado una pregunta en el aire: ¿hasta cuándo podrán resistir estas comunidades a la violencia? Y, más importante aún, ¿cuándo llegará la protección y la justicia que tanto necesitan?