En un esfuerzo por reforzar la seguridad nacional y aplicar de manera estricta las leyes migratorias, la Oficina de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE), junto con agencias como el FBI, DEA, ATF y el Servicio de Alguaciles, ha iniciado redadas masivas dirigidas a migrantes indocumentados en varias ciudades, incluyendo Chicago y áreas de California. Estas acciones, respaldadas por una directiva emitida el 23 de enero por el secretario interino del Departamento de Seguridad Nacional (DHS), Benjamine Huffman, buscan identificar y detener a extranjeros considerados una amenaza para la seguridad pública.
Huffman justificó estas medidas como una respuesta a las políticas migratorias de administraciones anteriores, que, según él, permitieron el ingreso de criminales violentos. Además, el Pentágono ha proporcionado aviones militares para agilizar la deportación de más de 5,000 migrantes detenidos en ciudades como El Paso y San Diego. Estas acciones forman parte de la declaración de emergencia nacional realizada por el presidente Donald Trump.
Mientras las autoridades insisten en que estos operativos son necesarios para proteger la seguridad nacional, las comunidades migrantes enfrentan incertidumbre y organizaciones de derechos humanos han expresado preocupación por el impacto en personas vulnerables. Las redadas continuarán en los próximos días, con un enfoque en regiones de alta concentración migratoria.