Sheinbaum contra el imperialismo: Combatan su propio narco antes de dar lecciones a México

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En un contundente llamado a la corresponsabilidad, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, ha puesto en evidencia la hipocresía de Estados Unidos en su guerra contra el narcotráfico. Durante su habitual rueda de prensa, la mandataria no solo desafió las declaraciones del secretario de Estado, Marco Rubio, sino que también expuso las contradicciones de un país que, mientras señala con el dedo a México, es cómplice directo de la crisis que dice combatir.

“Empiecen por su país”, exigió Sheinbaum, en un mensaje claro y directo a Washington. “Nosotros claro que vamos a coordinarnos, a colaborar, pero nunca subordinación ni injerencismo”. Con estas palabras, la presidenta mexicana no solo defendió la soberanía de su nación, sino que también puso sobre la mesa una pregunta incómoda: ¿qué hace EE.UU. para frenar el flujo de drogas, armas y dinero que alimenta a los cárteles?

Sheinbaum no se limitó a señalar el problema; lo desmenuzó con precisión. “¿Cómo es que llega el fentanilo o cualquier otra droga? Nosotros hacemos nuestro trabajo en nuestro país. ¿Pero qué pasa después de la frontera? ¿Quién opera? ¿Quién vende la droga en las ciudades de Estados Unidos que han provocado tanta tragedia?”, cuestionó. Estas preguntas no son retóricas: son un reflejo de la doble moral de un sistema que, mientras criminaliza a México, ignora su propia responsabilidad en la cadena del narcotráfico.

Pero la crítica de Sheinbaum no se detuvo ahí. También apuntó directamente a uno de los mayores escándalos silenciados: el tráfico de armas desde EE.UU. hacia los cárteles mexicanos. “¿Quién las vendió, cómo llegaron a nuestro país? Hay una parte importante que ellos tienen que hacer”, afirmó. Esta denuncia no es menor: según datos oficiales, el 70% de las armas incautadas en México provienen de su vecino del norte, un negocio multimillonario que beneficia a fabricantes de armas estadounidenses mientras alimenta la violencia en territorio mexicano.

La presidenta también cuestionó la distribución final de las drogas en las calles de EE.UU. y la existencia de cárteles y delincuencia organizada en ese país. “¿O qué no hay cárteles allá, o delincuencia organizada?”, preguntó con ironía. Esta interrogante no solo desnuda la complicidad de las redes criminales dentro de EE.UU., sino que también expone la falacia de una guerra contra las drogas que, en realidad, es un negocio redondo para el complejo industrial-militar y las corporaciones que se benefician del caos.

En resumen, Sheinbaum no solo está defendiendo a México; está desafiando al sistema neoliberal que, bajo la bandera de la “guerra contra el narco”, perpetúa la violencia, la desigualdad y la dependencia. Su mensaje es claro: si EE.UU. quiere ser parte de la solución, debe empezar por mirarse al espejo y asumir su responsabilidad en este conflicto. Mientras tanto, México seguirá luchando por su soberanía, sin doblegarse ante las presiones imperialistas.

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