En las últimas semanas, al menos 18 misiones aéreas realizadas por aviones militares estadounidenses han sido detectadas cerca del espacio aéreo mexicano, según reportes de CNN y datos abiertos. Estas operaciones, que incluyen el uso de aeronaves avanzadas como el Boeing P-8 Poseidon, el legendario U-2 “Dragon Lady” y el RC-135 Rivet Joint, parecen centrarse en la recopilación de información sobre los cárteles del narcotráfico en territorio mexicano.
Funcionarios y exfuncionarios estadounidenses familiarizados con estas misiones indicaron que podrían estar identificando objetivos para posibles acciones militares lideradas por EE.UU. Aunque históricamente las operaciones de vigilancia en la frontera sur de EE.UU. se realizaban mensualmente, su frecuencia aumentó significativamente entre el 28 de enero y el 6 de febrero, lo que ha generado interrogantes sobre sus objetivos reales.
El P-8 Poseidon, diseñado para misiones marítimas y de reconocimiento, es capaz de transportar armamento y monitorear vastas áreas con sensores avanzados. El U-2, conocido por su capacidad para volar a altitudes extremas, realizó un vuelo de casi seis horas el 3 de febrero, una rareza en este tipo de operaciones antidrogas. Por su parte, el RC-135 Rivet Joint, especializado en interceptar señales electrónicas, fue detectado cerca de regiones clave como Baja California y Sinaloa, donde puede capturar inteligencia incluso desde aguas internacionales.
México, aunque no ha confirmado espionaje, tampoco descarta esta posibilidad. Mientras tanto, expertos destacan que estas aeronaves, aunque operan fuera del espacio aéreo nacional, tienen la capacidad de recopilar información desde profundidad territorial, planteando preguntas sobre soberanía y cooperación bilateral. ¿Se trata de una medida legítima contra el crimen organizado o de un ejercicio de vigilancia unilateral? El debate sigue abierto.