En un gesto que combinó apoyo político y simbología empresarial, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, adquirió un vehículo Tesla en un acto público celebrado en la Casa Blanca. Acompañado por el consejero Elon Musk, Trump recibió el automóvil de lujo, de color rojo, como una muestra de respaldo a la empresa que ha enfrentado una serie de desafíos recientes, incluyendo la caída de sus acciones y protestas contra sus concesionarias.
El acto, ampliamente difundido en redes sociales, mostró a Trump subiendo al vehículo y probando sus funciones frente a los medios de comunicación. “En cualquier caso, voy a comprar un Tesla nuevo mañana por la mañana como muestra de confianza y apoyo a Elon Musk, un estadounidense verdaderamente grande”, declaró el presidente en sus redes sociales antes del evento.
La compra del Tesla no fue solo un acto simbólico, sino también una respuesta a la crisis que ha afectado a la empresa. En las últimas semanas, Tesla ha enfrentado una caída significativa en el valor de sus acciones, atribuida en parte a la imposición de aranceles. Además, un sector de la población ha manifestado su descontento con la empresa, llegando incluso a quemar Cybertrucks en protesta.
Durante el evento, Trump no solo elogió el producto, sino también el trabajo de Musk al frente del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE). “En primer lugar, es un gran producto, tan bueno como puede serlo, y en segundo lugar, porque Elon ha dedicado su energía y su vida a hacer esto y creo que ha sido tratado de manera muy injusta”, afirmó el presidente.
Este gesto de Trump busca no solo fortalecer la imagen de Musk, sino también enviar un mensaje de confianza en la industria automotriz estadounidense. Sin embargo, queda por ver si esta acción tendrá un impacto duradero en la recuperación de Tesla y en la percepción pública de Elon Musk.