En un momento clave para las relaciones entre México y Estados Unidos, la presidenta Claudia Sheinbaum marcó una línea roja clara: no habrá espacio para una acción militar unilateral estadounidense contra los cárteles en territorio mexicano. Sus declaraciones llegaron tras las polémicas palabras del candidato a embajador, Ronald Johnson, quien aseguró ante el Senado estadounidense que dicha opción estaba “sobre la mesa”.
“Eso no está sobre la mesa, ni sobre la silla, ni sobre el piso, ni sobre ningún lado”, afirmó Sheinbaum con contundencia, dejando claro el rechazo absoluto de su gobierno a cualquier medida que comprometa la soberanía nacional. En cambio, subrayó que lo único aceptable es la colaboración bilateral dentro de un marco de respeto mutuo.
Johnson, exmilitar y exembajador en El Salvador durante el primer mandato de Donald Trump, defendió la idea de considerar todas las opciones para proteger a los ciudadanos estadounidenses, aunque matizó que lo ideal sería trabajar en asociación con México. Sin embargo, sus comentarios provocaron una respuesta inmediata desde el gobierno mexicano, que busca evitar cualquier indicio de injerencia extranjera.
Sheinbaum recordó que ya existen canales claros de cooperación con Washington, destacando la coordinación efectiva en temas de seguridad y comercio. “En efecto hay muy buena coordinación porque hay respeto mutuo”, señaló, al tiempo que expresó su confianza en que, si Johnson es confirmado como embajador, habrá una relación constructiva entre ambos países.
El episodio refleja la delicada balanza entre la lucha contra el crimen organizado y la defensa de la soberanía nacional. Mientras EE.UU. enfrenta presiones internas para abordar el problema de los cárteles, México insiste en que la solución pasa por el diálogo y la colaboración, no por medidas unilaterales. Este capítulo podría ser decisivo para definir el futuro de la relación bilateral en los próximos años.