En una declaración que ha generado controversia internacional, el expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, se refirió a los deportados a El Salvador como “monstruos” y agradeció al presidente Nayib Bukele por su apoyo en la recepción de estos individuos. Durante un mitin político en Florida, Trump criticó las políticas migratorias de la administración actual y aseguró que muchos de los deportados son criminales peligrosos que representan una amenaza para la seguridad de ambos países.
“Estamos enviando de vuelta a monstruos, personas que no deberían estar en nuestro país. Y quiero agradecer al presidente Bukele por su gran trabajo al recibirlos”, declaró Trump, en un tono que mezcla elogios hacia el mandatario salvadoreño con duras críticas hacia los deportados. Bukele, conocido por su mano dura contra las pandillas y su enfoque en la seguridad pública, ha sido un aliado clave para Estados Unidos en materia migratoria.
Las palabras de Trump han desatado un debate sobre el lenguaje utilizado para referirse a los migrantes y deportados, así como sobre las políticas migratorias entre ambos países. Organizaciones de derechos humanos han condenado sus declaraciones, calificándolas de deshumanizantes y estigmatizantes. Mientras tanto, Bukele no ha respondido públicamente a los comentarios de Trump, pero su gobierno ha mantenido una postura firme en la recepción de deportados, argumentando que es parte de su estrategia para combatir el crimen organizado.
Este episodio refleja las tensiones y complejidades de la relación migratoria entre Estados Unidos y El Salvador, y pone en evidencia el impacto de las declaraciones de figuras políticas en el discurso público.