En un clima de tensión y firmeza, los mandatarios de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) cerraron filas durante su novena cumbre para rechazar las medidas arancelarias y las deportaciones masivas impulsadas por el gobierno de Donald Trump. La presidenta de Honduras, Xiomara Castro, inauguró el encuentro con un llamado urgente: “No podemos seguir caminando separados cuando el mundo se reorganiza sin nosotros”.
El presidente colombiano, Gustavo Petro, lideró las críticas contra la criminalización de migrantes, denunciando el envío de más de 200 indocumentados a una polémica megacárcel en El Salvador. “Los tratan como delincuentes, ignorando las causas de su éxodo: pobreza y desigualdad”, afirmó. Por su parte, Luiz Inácio Lula da Silva advirtió que los aranceles de Trump desestabilizan la economía global y pidió fortalecer los acuerdos regionales.
Cuba, representada por Miguel Díaz-Canel, acusó a EE.UU. de “unilateralismo agresivo” en migración, narcotráfico y cambio climático, mientras Xiomara Castro culpó al neoliberalismo de “vaciar economías y forzar migraciones”. Nicolás Maduro, en un mensaje grabado, tildó de “anacrónica” la ley estadounidense que justifica deportaciones.
La cumbre culminó con una declaración conjunta rechazando sanciones unilaterales y apoyando a Haití, aunque Argentina y Paraguay se distanciaron. Con 11 gobernantes presentes, la Celac reafirmó su rol como “zona de paz”, pero dejó en evidencia los desafíos para actuar como bloque frente a Washington.