El río Hudson volvió a ser escenario de una tragedia aérea este jueves, cuando un helicóptero turístico Bell 206 operado por New York Helicopter se precipitó al agua cerca del Muelle 40 en Manhattan. Las alarmantes imágenes captadas por testigos muestran cómo la aeronave se desintegró en el aire antes de caer en las gélidas aguas, dejando seis víctimas fatales y provocando una misión de rescate masiva. Este accidente trae a la memoria otros incidentes similares protagonizados por la misma empresa y modelos de helicópteros.
La tragedia ocurrió alrededor de las 15:15, cuando el helicóptero, que transportaba a una familia de cinco miembros y su piloto, permaneció en el aire solo durante unos 15 minutos antes de estrellarse. Datos preliminares indicaron que las palas del rotor principal no estaban conectadas al fuselaje en los momentos previos al impacto, según declaraciones del director ejecutivo de la compañía, Michael Roth, quien expresó estar “absolutamente devastado”.
Esta no es la primera vez que New York Helicopter enfrenta incidentes graves con sus aeronaves. En junio de 2013, otro Bell 206 realizó un aterrizaje forzoso en el mismo río tras perder potencia en pleno vuelo. En aquel entonces, el piloto y cuatro turistas suecos sobrevivieron milagrosamente sin heridos. Sin embargo, una investigación posterior reveló errores de mantenimiento y anomalías en la lubricación del motor como causas principales del fallo.
En 2015, otra unidad de esta flota sufrió un incidente similar en Nueva Jersey, cuando comenzó a girar sin control mientras flotaba a pocos metros del suelo. La Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB) determinó que esa aeronave tenía piezas defectuosas no aptas para volar, lo que evidenció fallas críticas en los protocolos de inspección. A pesar de estas advertencias, Roth insistió en aquella ocasión que las revisiones diarias garantizaban la seguridad operativa.
El último accidente ha generado una ola de preguntas sobre la confiabilidad de estas operaciones turísticas. Testigos relataron escenas dramáticas mientras partes del helicóptero caían dispersas en el canal. Equipos de rescate del Departamento de Policía de Nueva York recuperaron los cuerpos, aunque cuatro fueron declarados muertos en el lugar y dos más fallecieron en un hospital cercano debido a las graves heridas.
Roth, visiblemente conmocionado, afirmó desconocer qué pudo haber salido mal. “Lo único que puedo suponer es que tal vez impactó contra un pájaro o fallaron las palas del rotor”, declaró a The New York Post. Sin embargo, su falta de respuestas claras ha generado preocupación entre expertos y familias afectadas.
Este trágico episodio refuerza la necesidad de revisar exhaustivamente los estándares de seguridad en la industria de vuelos turísticos urbanos, especialmente en ciudades congestionadas donde cualquier fallo puede tener consecuencias fatales.