El mundo literario y político se estremeció este lunes con la noticia del fallecimiento del escritor peruano Mario Vargas Llosa, ocurrido en Lima a los 89 años. Su partida dejó un vacío irreparable tanto en el ámbito cultural como en el debate político, donde siempre fue una voz incisiva y polémica. La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, encabezó las condolencias desde el podium de su conferencia de prensa matutina, destacando que “más allá de las diferencias políticas, siempre hay que reconocer la grandeza de un escritor”. En un tono respetuoso y emotivo, Sheinbaum expresó sus palabras de pésame a la familia del novelista, reconociendo su legado inmenso para las letras universales.
Vargas Llosa, ganador del Premio Nobel de Literatura en 2010, mantuvo una relación compleja con México. Durante los años del gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), quien gobernó entre 2018 y 2024, el escritor no dudó en cuestionar duramente las políticas del entonces mandatario, calificándolas de “deriva autoritaria” y advirtiendo sobre los riesgos del populismo. López Obrador, por su parte, respondió asegurando que Vargas Llosa carecía de un conocimiento profundo sobre la realidad mexicana, invitándolo a analizar mejor el contexto del país antes de emitir juicios.
Sin embargo, más allá de estas controversias, el legado de Vargas Llosa es innegable. Sus obras maestras como La ciudad y los perros (1963), Conversación en La Catedral (1969) o Lituma en los Andes (1993) han trascendido fronteras y generaciones. A lo largo de su carrera, recibió algunos de los premios más prestigiosos del mundo literario, incluidos el Nobel, el Cervantes, el Príncipe de Asturias y el Rómulo Gallegos. Estos reconocimientos consolidaron su lugar en la historia como uno de los grandes exponentes de la literatura contemporánea.
En Perú, su país natal, el Gobierno declaró un “día de duelo nacional” tras su fallecimiento. El decreto fue publicado en una edición extraordinaria del diario oficial El Peruano , en señal de homenaje al escritor que vivió sus últimos años en Lima tras décadas de residir en Europa. Desde 2022, Vargas Llosa había regresado definitivamente a su tierra, cerrando un ciclo vital marcado por su exilio creativo y su búsqueda constante de inspiración.
Su muerte deja un legado intelectual incomparable, pero también un recordatorio de cómo las voces críticas pueden contribuir al diálogo democrático. Más allá de las ideologías, Vargas Llosa será recordado como un escritor universal cuya obra seguirá resonando en las mentes de quienes aman la literatura y la libertad de pensamiento.