En un enfrentamiento que podría redefinir el panorama tecnológico, el Departamento de Justicia de Estados Unidos (DOJ) está exigiendo que Google venda su navegador Chrome como parte de un esfuerzo para desmantelar el monopolio que la empresa mantiene en el negocio de las búsquedas en línea. Durante la primera jornada de una audiencia de tres semanas, los abogados del gobierno argumentaron que el dominio de Google no solo obstaculiza la competencia en el sector, sino que también representa una amenaza para la innovación futura, especialmente en el emergente campo de la inteligencia artificial (IA).
Según reportes de The New York Times , el DOJ sostiene que Chrome actúa como una puerta de entrada clave al motor de búsqueda de Google, redirigiendo automáticamente a los usuarios hacia sus servicios y bloqueando a los competidores. David Dahlquist, representante legal del DOJ, afirmó que “es hora de que el tribunal le diga a Google y a todos los demás monopolistas que hay consecuencias cuando se infringen las leyes antimonopolio”. La propuesta del DOJ incluye medidas drásticas, como obligar a Google a compartir recursos con sus rivales y limitar sus acuerdos exclusivos con empresas como Apple, Mozilla y Samsung.
Por su parte, Google ha defendido su modelo de negocio, argumentando que los cambios propuestos por el DOJ son innecesarios y perjudicarían la experiencia del usuario. John Schmidtlein, abogado litigante de la compañía, declaró que “la propuesta de Google responde directamente a las determinaciones legales de este tribunal, pero también va mucho más allá”. La empresa sugiere que los contratos con terceros podrían ser renegociados anualmente, permitiendo a los fabricantes de dispositivos seleccionar motores de búsqueda alternativos según el producto.
Este caso, que comenzó en 2020, marca un hito en el escrutinio regulatorio sobre las grandes tecnológicas. El juez de distrito Amit Mehta ya concluyó que Google controla cerca del 90% de las búsquedas en internet gracias a acuerdos exclusivos que aseguran su posición dominante. Estos convenios han permitido a la empresa incrementar los precios de los anuncios de texto sin enfrentar restricciones competitivas significativas, lo que ha impulsado márgenes operativos excepcionalmente altos y estables.
El DOJ también está analizando cómo el dominio de Google en búsquedas podría extenderse al mercado de la IA. Dahlquist señaló que “la solución de esta corte debe mirar hacia el futuro y no ignorar lo que se avecina. Google está empleando la misma táctica que usó en búsquedas y ahora la está aplicando con Gemini”, refiriéndose al modelo de IA de la compañía. Para evitar que Google consolide su poder en este nuevo campo, el DOJ propone condiciones estrictas que obliguen a la empresa a proporcionar acceso a datos y recursos clave para sus competidores.
Mientras tanto, Google califica las demandas del DOJ como “una lista de deseos de competidores que buscan beneficiarse de las extraordinarias innovaciones y secretos comerciales” desarrollados por la empresa durante décadas. Los abogados de la compañía argumentan que las medidas correctivas deben ser mínimas y centrarse exclusivamente en los acuerdos con fabricantes de dispositivos y navegadores.
Este caso forma parte de una tendencia más amplia de regulación gubernamental sobre las grandes tecnológicas. Empresas como Apple, Meta y Amazon también enfrentan procesos judiciales por prácticas anticompetitivas. En el caso de Meta, un juicio reciente analiza si sus adquisiciones de Instagram y WhatsApp restringieron ilegalmente la competencia. Para Google, las medidas correctivas serán emitidas antes de que concluya el verano, marcando un momento crucial en la batalla por la regulación de Silicon Valley.
Con ambas partes presentando argumentos contundentes, el tribunal enfrenta la tarea de equilibrar la protección de la competencia con la necesidad de preservar la innovación. Lo que decida el juez no solo afectará a Google, sino también al futuro de las grandes tecnológicas y su capacidad para operar en mercados globales.