El aire político se electrizó cuando Claudia Sheinbaum, presidenta de México, respondió a la polémica propuesta de Paco Ignacio Taibo II sobre la nacionalización de TV Azteca. Durante su conferencia matutina, la mandataria trazó una línea clara: “En México hay libertad de expresión, pero también hay obligaciones fiscales”.
La chispa se encendió cuando Taibo II, director del FCE, sugirió debatir la nacionalización de la televisora propiedad de Ricardo Salinas Pliego por “salud nacional”. Sheinbaum, con tono firme pero mesurado, aclaró que aunque respeta el derecho de Taibo a expresar su opinión, el gobierno no contempla nacionalizar medios.
“El dueño de TV Azteca también dice muchas cosas… y miente a discreción”, lanzó la presidenta, refiriéndose a los constantes ataques de Salinas Pliego contra su gobierno. Sin embargo, enfatizó: “O hay libre expresión para todos, o no hay libre expresión”.
El verdadero hueso de la discordia surgió cuando Sheinbaum cambió el enfoque hacia los impuestos: “Lo que sí decimos es que pague sus impuestos”. Esta declaración pone el reflector sobre la deuda fiscal millonaria que las empresas de Salinas Pliego mantienen con el fisco mexicano.
El mensaje de la presidenta fue claro como el cristal: en su gobierno se defenderá la libertad de expresión, incluso de sus críticos, pero también se exigirá el cumplimiento de las obligaciones fiscales. Un equilibrio delicado en el complejo tablero de los medios y el poder en México.