Crisis de credibilidad sacude al chip cuántico de Microsoft

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El Majorana 1, el ambicioso chip cuántico presentado por Microsoft como el siguiente gran salto en la computación cuántica, ha entrado en el ojo del huracán científico. A tres meses de su anuncio, múltiples voces dentro de la comunidad investigadora cuestionan la falta de evidencia experimental detrás de los supuestos logros del dispositivo. Lo que en su momento fue celebrado como una revolución tecnológica, hoy es examinado con creciente escepticismo.

El núcleo de la controversia radica en la afirmación de que el Majorana 1 logró crear un cúbit topológico, una unidad cuántica de información resistente a interferencias, utilizando partículas de Majorana. Estas partículas, teóricas en su mayoría, surgirían de una compleja combinación de superconductividad, nanocables y campos magnéticos. Sin embargo, hasta la fecha no existe una verificación independiente ni una metodología clara para confirmar su existencia o funcionamiento dentro del chip.

Las dudas crecieron tras la publicación de correos filtrados obtenidos por Science y Retraction Watch. En ellos, Vincent Mourik, uno de los coautores del artículo base de 2017, cuestiona a Önder Gül sobre manipulaciones de datos no reveladas. Gül admitió conocerlas, pero argumentó que no las consideró relevantes en su momento. La investigación original —publicada en Nature Communications— reportó resultados positivos de solo 4 uniones de nanocables, pese a haber experimentado con 21. Esta omisión alimenta sospechas sobre una selección deliberada de datos.

El líder del proyecto, Leo Kouwenhoven, ha negado las acusaciones, mientras otros coautores han solicitado que se retire su nombre del artículo. Nature, por su parte, ha emitido una expresión editorial de preocupación, señalando serias dudas sobre la integridad científica del estudio.

Microsoft mantiene su defensa: aseguran que el Majorana 1 podría resolver los dos grandes problemas de la computación cuántica actual —la confiabilidad de los cúbits y la escalabilidad del sistema—, comparando su invención con la creación del transistor. Sin embargo, la falta de acceso público a los datos experimentales ha generado desconfianza.

Para muchos en el mundo científico, esta situación va más allá de un error inocente. La publicación selectiva de resultados podría representar una falla crítica en el método científico. La credibilidad del Majorana 1, y del futuro de los cúbits topológicos, pende de un hilo cada vez más delgado.

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