El misterio de la salud del fiscal: entre rumores y desmentidos oficiales
El ambiente político en México se vio sacudido este martes por una polémica que mezcla salud, periodismo y versiones contradictorias. Todo comenzó cuando el periodista Salvador García Soto publicó en su columna “Serpientes y Escaleras” lo que aseguraba era la ficha médica del fiscal general Alejandro Gertz Manero, de 85 años, revelando un supuesto cuadro cardíaco grave que habría requerido intervención quirúrgica.
Según García Soto, Gertz Manero habría sido ingresado de urgencia el 9 de junio en el hospital ABC de Santa Fe por obstrucción de arterias coronarias, sometiéndose a un cateterismo con colocación de dos válvulas. La nota médica filtrada -atribuida al cardiólogo Carlos Alberto Merigo Azpiri- indicaría que el fiscal permaneció cinco días en medicina crítica con pronóstico reservado.
Sin embargo, en la mañanera de este martes, la secretaria de Gobernación Rosa Icela Rodríguez, quien funge como suplente de la presidenta Sheinbaum durante su viaje al G7, desmintió categóricamente estas versiones. “Ayer hubo reuniones con servidores públicos y él estuvo presente. Está en perfectas condiciones”, afirmó la funcionaria, aunque sin ofrecer detalles médicos específicos.
El periodista Joaquín López-Dóriga añadió más leña al fuego de la controversia al asegurar que el fiscal “despacha en su oficina como todos los días”, contradiciendo directamente la información de hospitalización. Mientras tanto, la FGR mantiene un inusual silencio institucional sobre el estado de salud de su titular, alimentando la especulación mediática.
Este episodio revela la fragilidad de la información en la era de las filtraciones y pone en evidencia las tensiones entre el periodismo de investigación y las versiones oficiales, especialmente cuando se trata de la salud de altos funcionarios públicos.