Marko Cortés y su “defensa” constitucional… ¿quién diría?

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Era un día como cualquier otro en las oficinas del PAN, hasta que Marko Cortés, el dirigente de tan noble institución, decidió enfundarse en su capa de defensor de la Constitución. Así fue como, entre mensajes en la red social X y un oficio impecablemente redactado, exigió al Instituto Nacional Electoral (INE) que suspendiera la elección por voto popular de jueces, magistrados y ministros, hasta que la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) resolviera las quejas sobre la reforma al Poder Judicial.

Una defensa constitucional… peculiar

Con el tono solemne de quien lleva años defendiendo la Carta Magna —aunque a veces la entienda a su manera—, Cortés tomó las riendas de la indignación. Su post en redes sociales fue claro: el INE debía acatar las órdenes de las autoridades judiciales federales. ¿Por qué? Porque la Constitución, por supuesto, le importaba profundamente al PAN. O al menos, esta vez. Y es que, ¿quién podría olvidar los años en los que el partido luchaba incansablemente contra esas mismas reformas que ahora defiende? Esos detalles, claro, quedarán en el olvido, porque el Marko de hoy es un héroe de la legalidad.

El arte del timing

Lo curioso del caso es que la reforma al Poder Judicial, esa que tanto preocupa al PAN, ya fue aprobada por el Congreso y publicada en el Diario Oficial de la Federación. Pero, detalles más, detalles menos, Cortés y su equipo se agarraron de la rama más frágil para pedir que el INE suspendiera las elecciones, porque, al parecer, esperar a que la SCJN se pronuncie sobre el fondo del asunto era la opción más constitucional. Aunque, hay que decirlo, los panistas no parecían tan preocupados por la Constitución cuando esta misma reforma fue debatida. Claro, las cosas se ven de otro modo cuando ya no se tienen las mayorías necesarias.

El llamado al INE: heroísmo de oficina

La épica batalla comenzó oficialmente el 3 de octubre, cuando Víctor Hugo Sondón Saavedra, representante del PAN ante el INE, envió un oficio a la consejera presidenta del INE, Guadalupe Taddei. Un documento que, sin duda, pasará a la historia como un modelo de formalismo y preocupación por el debido proceso. Porque, claro, el PAN —ese baluarte de la democracia— exigió que el INE cumpliera con las suspensiones dictadas por jueces federales.

En su solicitud, Sondón recordó que había nada menos que 71 juicios de amparo contra la reforma, lo cual, por supuesto, hacía imprescindible la suspensión de cualquier actividad relacionada con la organización y vigilancia del proceso electoral. Al parecer, los panistas creen que, si se repite la palabra “suspensión” suficientes veces, el INE podría detener el reloj constitucional y todo quedará congelado hasta nuevo aviso.

El golpe de gracia: esperar una respuesta

Por si fuera poco, el PAN no se conformó con una sola solicitud. El 25 de septiembre, ya habían enviado otro oficio para saber qué estaba haciendo el INE respecto a la “organización, desarrollo, cómputo, vigilancia y fiscalización” del proceso judicial. ¿La respuesta del INE? Un elegante silencio. O quizás, como suele ocurrir, los tiempos burocráticos no son tan inmediatos como las redes sociales del PAN querrían.

Pero el silencio del INE no detuvo a Cortés, quien se tomó el papel de guardián de la ley aún más en serio. Y así, con un toque casi melodramático, insistió en que el INE debía suspender las elecciones judiciales inmediatamente, como si la democracia pendiera de un hilo.

Ironías y suspicacias

El momento no podía ser más irónico: el PAN, que tanto se ha opuesto a diversas reformas judiciales, ahora clama por la protección de la Constitución. ¿Será que han redescubierto su amor por las instituciones? ¿O simplemente se aferran a cualquier oportunidad de frenar los cambios que no controlan? Lo cierto es que la postura de Cortés parece más un intento de bloquear una reforma que incomoda a ciertos sectores que una defensa genuina de los principios constitucionales.

Al final del día, las exigencias del PAN al INE pueden quedar en el aire, al igual que muchas otras peticiones de los partidos. Mientras tanto, Marko Cortés sigue luchando —o al menos así lo cree— por el bien de la nación, blandiendo la Constitución como su escudo. ¿El resultado? Eso, como siempre, lo decidirán las urnas… y, claro, la SCJN.

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