La mañana de este día, el Centro de Reinserción Social de Tabasco (CREST) se convirtió en un escenario de caos y violencia. La Fiscalía General del estado informó que un motín dejó un saldo de siete muertos, incluyendo a Jorge Francisco “N” y Marcelo “N”, Mario de Jesús “N”, Alejandro “N”, Iván “N”, Cristhian “N” y Antonio “N”.
El violento motín comenzó cuando las autoridades intentaron trasladar a dos individuos considerados generadores de violencia, Javier “N” y Gerardo “N”. A las 5:00 de la mañana, los agentes de seguridad ingresaron al CREST con la misión de ejecutar una orden de traslado, solo para ser recibidos con disparos y actos vandálicos. “La Fiscalía ya ha iniciado las investigaciones correspondientes para el esclarecimiento de lo sucedido”, señaló el Ministerio Público en un comunicado.
Víctor Hugo Chávez, titular de la Secretaría de Seguridad, detalló en una conferencia de prensa posterior que los reclusos respondieron con la quema de muebles y basura en los patios del centro. Tras tres horas de tensión, las autoridades lograron asegurar a Gerardo “N”, pero la situación continuó siendo crítica. Javier “N” y sus aliados persistieron en su resistencia, prolongando el enfrentamiento hasta las 9:15 de la mañana, cuando finalmente fue detenido en el Módulo 4.
El gobernador de Tabasco, Javier May Rodríguez, junto con Chávez, presentaron la cronología de los eventos y el material incautado durante la operación. “La operación de traslado, que pretendía mitigar el riesgo de violencia dentro del CREST, terminó desencadenando un episodio de caos y resistencia armada”, explicaron.
En el lugar fueron halladas armas, machetes y drogas. Entre las armas encontradas se incluían un fusil AR-15, cinco pistolas, una granada de fragmentación, un cargador de fusil, tres cargadores para pistola, y 35 cartuchos. También hallaron 460 dosis de marihuana, 81 de cocaína en piedras, y un kilo 400 gramos de marihuana, además de siete celulares, cinco radios, 23 machetes, 14 cuchillos y 23 armas hechizas.
Este motín, además de las vidas perdidas, dejó seis personas y cuatro policías lesionados, y evidenció la fragilidad del sistema penitenciario frente a la violencia interna.