Quirón, un objeto celeste descubierto en 1977, es uno de los apenas 1.000 centauros conocidos. Estos cuerpos cósmicos, que comparten características de asteroides y cometas, desafían nuestras clasificaciones tradicionales. Un reciente estudio publicado en la revista Astronomy and Astrophysics nos acerca a la fascinante complejidad de Quirón.
Los investigadores han confirmado la presencia de dióxido de carbono y monóxido de carbono helados en su núcleo, así como dióxido de carbono y metano en su nube de gas. Quirón, con una órbita alrededor del Sol que dura 50 años, traza una ruta que lo lleva entre Júpiter y Saturno. Este hallazgo fue posible gracias a las observaciones del telescopio James Webb en julio de 2023.
En un avance significativo, los científicos también detectaron por primera vez en un centauro hielo y moléculas de carbono como el etano y el propano. Este descubrimiento podría proporcionar pistas valiosas sobre los inicios del sistema solar, sugiriendo que Quirón pudo haber recogido moléculas de dióxido de carbono y agua de la nebulosa que formó nuestro sistema estelar.
Este relato de Quirón no solo enriquece nuestro entendimiento del universo, sino que también pone en evidencia las limitaciones y la necesidad de apertura en la ciencia contemporánea. Así, este centauro mitológico, famoso por su sabiduría e inteligencia, sigue desafiándonos desde los confines del sistema solar.