Facebook e Instagram están apostando por perfiles generados con inteligencia artificial (IA) para captar a las nuevas generaciones. Estas personalidades digitales, diseñadas para entretener y aumentar la participación, incluyen biografías, fotos de perfil y la capacidad de generar contenido. Según Meta, ya hay cientos de miles de perfiles creados con estas herramientas, y su evolución podría transformar la interacción en línea.
Sin embargo, críticos advierten sobre los riesgos. Becky Owen, exjefa de innovación en Meta, señala que estos avatares podrían inundar las plataformas con contenido superficial, erosionando la autenticidad y desplazando a los creadores humanos. Además, la posibilidad de que sean usados para desinformar pone en jaque la confianza en redes sociales que ya enfrentan este problema.
La propuesta de Meta evoca los mundos distópicos de Philip K. Dick, donde la línea entre lo real y lo artificial se desdibuja peligrosamente. En sus obras, seres sintéticos manipulan la percepción, reemplazando lo humano por lo comercial y vacío. De manera similar, el auge de los avatares digitales amenaza con convertir las redes sociales en un espacio donde las conexiones parecen reales pero carecen de profundidad.
El dilema es claro: mientras Meta promete innovación, surge la pregunta de si este avance sacrificará la autenticidad y las conexiones humanas en favor de un “simulacro” diseñado para entretener y manipular.