En un movimiento que marca un punto de inflexión en las relaciones comerciales entre ambos países, el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, anunció la imposición de aranceles del 25% sobre bienes y productos estadounidenses, como respuesta directa a las medidas proteccionistas impuestas por Estados Unidos. La excepción será el petróleo y el gas, que tendrán un gravamen del 10%. Esta decisión afectará bienes por un valor total de 155 mil millones de dólares canadienses (aproximadamente 106 mil millones de dólares estadounidenses), con una primera ronda de impuestos que entrará en vigor este martes, impactando mercancías valoradas en 30 mil millones de dólares canadienses.
Trudeau, en un tono firme pero reflexivo, subrayó el deterioro de las históricas relaciones entre Ottawa y Washington, que se remontan a la era del presidente John F. Kennedy. Recordó el apoyo canadiense en momentos críticos para Estados Unidos, como el huracán Katrina y los ataques del 11 de septiembre de 2001. Sin embargo, el primer ministro dejó claro que su gobierno no cederá ante las políticas comerciales de la administración Trump, afirmando que serán los ciudadanos y empresas estadounidenses quienes enfrenten las consecuencias de estas medidas. “Si atacan a Canadá, sus negocios se verán en riesgo”, advirtió.
Aunque reconoció que el presidente Donald Trump busca marcar una “época dorada” con su enfoque proteccionista, Trudeau lamentó el impacto que estas tensiones tendrán en la relación bilateral, especialmente en la economía y la cooperación militar, que juntos han construido como una de las más sólidas del mundo. Este enfrentamiento comercial no solo pone en riesgo la estabilidad económica entre ambos países, sino que también cuestiona el futuro de una alianza que ha sido pilar en la geopolítica norteamericana durante décadas.