El 4 de febrero, México desplegó 10,000 elementos de la Guardia Nacional y el Ejército Mexicano en su frontera norte, como parte de un acuerdo de cooperación en seguridad con Estados Unidos. La medida busca fortalecer la lucha contra el narcotráfico, especialmente el tráfico de fentanilo, y mejorar la seguridad comercial entre ambos países.
El despliegue se realizó tras un acuerdo entre la presidenta Claudia Sheinbaum y el presidente estadounidense Donald Trump, con el objetivo de calmar las tensiones arancelarias y priorizar el diálogo. El 3 de febrero, la Secretaría de la Defensa Nacional organizó el transporte de los efectivos, utilizando aeronaves militares para movilizar a las tropas desde diversos puntos del país.
Además de los 6,310 agentes de la Guardia Nacional, se sumaron 2,700 elementos del Ejército Mexicano. Las tropas se distribuyeron en puntos clave de la frontera norte, como Tijuana, Ciudad Juárez y Matamoros, con el fin de reforzar el control en estas zonas estratégicas.
Este operativo tiene como principal objetivo frenar el tráfico de drogas y armas hacia el norte, así como garantizar que las operaciones se lleven a cabo bajo estrictos estándares de respeto a los derechos humanos, como fue prometido por Sheinbaum.