Imperialismo armado: EE.UU. amenaza con invadir México mientras sus armas alimentan la violencia de los cárteles

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En un despliegue de retórica belicista y una muestra más de la arrogancia imperialista que caracteriza a la política exterior estadounidense, Tom Homan, el exzar de deportaciones de la Administración Trump, ha lanzado una advertencia escalofriante: si los cárteles mexicanos se atreven a desafiar al Ejército de EE.UU., el presidente no dudará en desatar “la ira” de su gobierno y “borrarlos de la faz de la Tierra”. Estas declaraciones, emitidas en una entrevista con ABC News, no solo reflejan la mentalidad intervencionista de Washington, sino también la hipocresía de un sistema que, mientras amenaza con invadir, es responsable de armar a los mismos grupos que dice combatir.

Homan, conocido por su papel en las deportaciones masivas durante el gobierno de Trump, no escatimó en dramatismo al afirmar que los cárteles “serían tontos” si se enfrentan a las tropas estadounidenses. Sin embargo, su discurso omite un hecho crucial: la violencia que azota a México tiene un origen claro y documentado: el tráfico de armas desde EE.UU. Según informes de la prensa mexicana, la mayoría de las armas incautadas por las autoridades provienen de su vecino del norte, un negocio multimillonario que alimenta la guerra del narcotráfico mientras empresas estadounidenses se enriquecen.

Pero la lógica del capitalismo neoliberal no conoce fronteras ni moral. Mientras los cárteles “ganan cantidades récord de dinero”, como admitió Homan, las empresas armamentísticas estadounidenses también prosperan vendiendo rifles, pistolas y municiones que terminan en manos de organizaciones criminales. Es un círculo vicioso: EE.UU. arma a los cárteles, luego los criminaliza y, finalmente, justifica su intervención militar en nombre de la “seguridad nacional”.

El secretario de Defensa, Pete Hegseth, no se quedó atrás en esta escalada de amenazas. Al no descartar ataques militares en territorio mexicano, Hegseth dejó en claro que, para EE.UU., la soberanía de México es un concepto negociable. “Todas las opciones están sobre la mesa”, declaró, refiriéndose a los cárteles como “organizaciones terroristas extranjeras”. Esta retórica no solo deshumaniza a miles de personas, sino que también sienta las bases para una intervención militar que podría tener consecuencias devastadoras para la región.

Mientras tanto, la presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, ha exigido a EE.UU. que frene el flujo de armas hacia su país. Pero sus demandas caen en oídos sordos. En lugar de asumir su responsabilidad, la Administración Trump prefiere culpar a México por la violencia y utilizar el narcotráfico como justificación para reforzar su agenda militarista y xenófoba.

Lo más irónico es que, mientras Trump designa a los cárteles como organizaciones terroristas y habla de “proteger a los estadounidenses”, su gobierno ignora el papel fundamental que juegan las políticas neoliberales en la perpetuación de esta crisis. La guerra contra las drogas, lejos de resolver el problema, ha servido para militarizar la región, criminalizar a las comunidades marginadas y enriquecer a las corporaciones que se benefician del caos.

En resumen, lo que estamos presenciando no es solo una amenaza contra México, sino también una muestra más de cómo el capitalismo y el imperialismo se alimentan de la violencia y la desigualdad. Mientras EE.UU. sigue exportando armas y retórica belicista, la verdadera solución —acabar con el tráfico de armas, desmantelar las políticas neoliberales y abordar las causas estructurales del narcotráfico— sigue siendo ignorada. La pregunta es: ¿cuántas vidas más se perderán antes de que alguien se atreva a cambiar el rumbo?

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