La política boliviana se encuentra en un punto de ebullición tras la controvertida oferta de un empresario para capturar al expresidente Evo Morales. El empresario, cuyo nombre ha generado especulaciones, ofreció públicamente recursos y logística para detener a Morales, acusándolo de ser un obstáculo para la estabilidad del país. Esta declaración ha desatado una ola de reacciones en un escenario ya polarizado.
Morales, líder del Movimiento al Socialismo (MAS), ha sido una figura central en la política boliviana durante décadas. Sus seguidores consideran la oferta como un acto de provocación y una amenaza a la democracia, mientras que sus críticos la ven como una reacción extrema ante lo que perciben como un intento de Morales por mantener influencia en el gobierno actual.
El gobierno de Luis Arce, aliado de Morales, ha calificado la propuesta como “irresponsable” y ha advertido sobre las consecuencias de incitar a la violencia. Por su parte, la oposición ha evitado respaldar abiertamente la oferta, pero ha reiterado su crítica a Morales y su influencia en el MAS. Analistas políticos coinciden en que este episodio profundiza la división en Bolivia y podría agravar la inestabilidad en el país.