El Departamento de Defensa de Estados Unidos anunció este sábado el envío de un contingente militar adicional a la frontera con México, en un esfuerzo por “reforzar y ampliar las operaciones de seguridad” y garantizar el “control operativo” de la zona. La decisión, comunicada por el secretario de Defensa, Pete Hegseth, incluye el despliegue de 2.400 soldados del 2.º Equipo de Combate de Brigada, equipados con vehículos blindados Stryker, y 500 efectivos de la 3.ª Brigada de Aviación de Combate.
Los Stryker, vehículos blindados utilizados en conflictos como Irak y Afganistán, regresan a la frontera sur por primera vez desde 2012. Su misión incluirá tareas de detección, vigilancia, transporte y apoyo logístico, aunque no participarán en operaciones de interdicción o deportación. Por su parte, el batallón de aviación proporcionará evacuación médica aérea y facilitará el movimiento de personal y suministros. Con este refuerzo, el número total de militares estadounidenses en la frontera ascenderá a unos 9.000 efectivos.
El anuncio se produce en un contexto de creciente tensión entre EE.UU. y México. Según The Wall Street Journal, Hegseth advirtió que el Ejército estadounidense podría tomar medidas unilaterales en territorio mexicano si el Gobierno de ese país no aborda la colusión entre autoridades y carteles de droga. Esta postura refleja la determinación de Washington de controlar la frontera sur, un tema central en la agenda de seguridad nacional.
El despliegue de tropas y equipos militares de alto nivel subraya la importancia estratégica que EE.UU. otorga a la frontera con México, no solo como un límite geográfico, sino como un escenario clave en la lucha contra el narcotráfico y la migración irregular. Sin embargo, la medida también podría generar fricciones diplomáticas con México, que ha rechazado en el pasado cualquier intervención extranjera en su territorio.