En un giro inesperado que mezcla política, seguridad y tecnología, el teléfono móvil de Claudia Sheinbaum, jefa de gobierno de la Ciudad de México, fue hackeado días después de que 29 narcotraficantes fueran extraditados a Estados Unidos. El ataque cibernético, atribuido a grupos del crimen organizado, ha encendido las alarmas sobre la vulnerabilidad de las figuras públicas en México. Según fuentes oficiales, el hackeo ocurrió tras una serie de operativos coordinados entre México y EE.UU., que resultaron en la captura y extradición de importantes capos vinculados al narcotráfico.
Sheinbaum, quien ha mantenido un perfil alto en la lucha contra la inseguridad, confirmó el incidente en una conferencia de prensa, señalando que no se comprometió información sensible del gobierno, pero sí datos personales. Expertos en ciberseguridad han advertido que este tipo de ataques podría ser una represalia por las acciones contra el crimen organizado. El caso ha generado un debate nacional sobre la necesidad de fortalecer los sistemas de protección digital, especialmente para funcionarios expuestos a amenazas.
El gobierno federal ha asegurado que se están tomando medidas para investigar el origen del hackeo y reforzar la seguridad cibernética. Mientras tanto, Sheinbaum ha reiterado su compromiso de no ceder ante las presiones del crimen organizado, subrayando que este incidente solo refuerza su determinación de combatir la impunidad.