La mañanera de este miércoles se convirtió en el escenario de un duelo político generacional. Claudia Sheinbaum, presidenta de México, lanzó dardos directos contra Ernesto Zedillo, acusándolo de liderar una campaña de desprestigio contra las obras emblemáticas del gobierno de López Obrador por un simple motivo: envidia de ver obra pública donde él solo veía oportunidades de privatización.
“Zedillo critica el Tren Maya y Dos Bocas porque en su época querían privatizarlo todo”, afirmó con tono combativo la mandataria. Detalló cómo el expresidente (1994-2000) fue artífice de la desaparición de los trenes de pasajeros, ahora revividos con éxito según ella: “El Tren Maya va lleno, el turismo en el sureste ha explotado”.
El discurso de Sheinbaum pintó un cuadro de dos Méxicos irreconciliables: el que privatizaba (Zedillo) versus el que construye (la 4T). “Pemex era la joya que querían vender, igual que la electricidad. Por eso les duele ver Dos Bocas funcionando”, sentenció mientras mostraba cifras de producción de la refinería.
La presidenta desestimó las críticas sobre opacidad: “La ASF ya audita, no necesitamos organismos internacionales”. Sus palabras no solo defendían proyectos, sino todo un modelo de Estado que, asegura, Zedillo y “los conservadores” quisieron desmantelar.