Oficialmente conocido como 99942 Apophis, este coloso del cosmos ha capturado la imaginación de científicos y entusiastas del espacio desde su descubrimiento en 2004. Nombrado en honor al dios egipcio del caos y la destrucción, Apophis mide aproximadamente 375 metros de ancho, comparándose en tamaño con un gran crucero. Su composición de roca, metal y otros materiales comunes en los asteroides lo convierte en un objeto de gran interés.
La preocupación inicial sobre una posible colisión con la Tierra ha sido descartada, al menos para los próximos 100 años. Sin embargo, su cercanía, más próxima que muchos de nuestros satélites en órbita, representa una oportunidad sin precedentes para estudiarlo sin necesidad de enviar misiones a las profundidades del espacio. Durante su acercamiento, la gravedad terrestre podría alterar su órbita y rotación, brindando valiosos datos sobre la formación y evolución de los asteroides.
Los NEOs, o objetos cercanos a la Tierra, incluyen asteroides y cometas con órbitas que los aproximan a nuestro planeta. Entre ellos, los asteroides cercanos a la Tierra (NEAs) son más comunes que los cometas cercanos a la Tierra (NECs). Estos se clasifican según su distancia mínima de intersección orbital (MOID) con la Tierra, destacando los PHA (Asteroides Potencialmente Peligrosos) y los NEAs.
El monitoreo de los NEOs es crucial para la defensa planetaria. Telescopios terrestres y espaciales, como Pan-STARRS en Hawái y NEOWISE, junto con programas de observación globales de la NASA y la ESA, han establecido una red para localizar y estudiar estos objetos. Misiones como OSIRIS-REx, ahora rebautizada OSIRIS-APEX, se dirigen a Apophis para analizar los cambios en su superficie provocados por la interacción con la gravedad terrestre.

La misión Ramses de la ESA, prevista para lanzarse en 2028 y llegar a Apophis en 2029, observará en tiempo real los efectos de su paso cercano a la Tierra. Estas iniciativas reflejan una colaboración internacional vital para la defensa planetaria. La NASA y la ESA trabajan juntas para compartir datos y coordinar esfuerzos, estableciendo protocolos internacionales para responder a posibles amenazas de impacto.
El reciente éxito de la misión DART de la NASA, que impactó con éxito el asteroide Dimorphos en 2022, demostró que es posible desviar un asteroide, abriendo nuevas posibilidades para la protección planetaria.
La tecnología de monitoreo de NEOs está en constante evolución. El telescopio espacial NEO Surveyor de la NASA, programado para lanzarse en 2026, mejorará nuestra capacidad para detectar y rastrear estos objetos. Además, la educación y la concienciación pública juegan un papel crucial en asegurar el apoyo continuo para estas iniciativas.

Apophis y los NEOs representan tanto un desafío como una oportunidad para la humanidad. La aproximación de Apophis en 2029 será un evento emocionante que proporcionará una gran cantidad de datos valiosos, ayudándonos a prepararnos mejor para futuras amenazas cósmicas y destacando la importancia de la colaboración internacional en la defensa planetaria.