En su pulverización, el PRI expulsa a Beltrones

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Ciudad de México, 12 de agosto de 2024 — El Partido Revolucionario Institucional (PRI) ha decidido dar una vuelta de tuerca a su ya sinuosa trayectoria política al expulsar a Manlio Fabio Beltrones Rivera de la bancada senatorial, un movimiento que no podría ser descrito como otra cosa que un episodio digno de una novela de intriga y traición. El exgobernador de Sonora, cuyo nombre resuena con ecos de tiempos pasados, ha sido excluido por, sorprendentemente, “atentar contra la unidad ideológica” del partido que ha sido su hogar durante décadas.

En una declaración que nos recuerda por qué el PRI es el maestro del melodrama político, el partido ha expresado que la decisión de no admitir a Beltrones en el grupo parlamentario se basa en la gravedad de sus acciones, que han “atentado de manera significativa contra la unidad ideológica, programática y organizativa del Partido”. Como si el senado no fuera ya un escenario suficientemente teatral, aquí tenemos la última escena: un Beltrones que, aparentemente, ha sido demasiado rebelde para las rígidas estructuras del PRI.

El golpe de gracia llegó tras las críticas de Beltrones a la reforma que permitió la reelección de Alejandro “Alito” Moreno como presidente del PRI. En un giro digno de una novela de conspiraciones, el partido ha decidido que el senador electo debe ser apartado como si fuera un jugador de ajedrez sacrificado en el tablero de la política. Según el comunicado oficial del PRI, Beltrones “queda en libertad de unirse a cualquier otro grupo parlamentario”, como si en la jungla política hubiera alguna otra tribu dispuesta a acogerlo con los brazos abiertos.

El PRI, siempre en la delgada línea entre la ironía y la tragedia, ha enfatizado que Beltrones enfrenta procedimientos sancionadores por sus desacatos, aunque resulta más fácil imaginar a la cúpula del partido como un grupo de nobles despidiendo a un miembro de la corte con un severo gesto de desdén. Mientras tanto, el partido reafirma su compromiso con los “principios y valores” que le han servido durante años, aunque esos mismos principios parecen ser más flexibles que una banda de goma en un día de verano.

En otro acto de consolidación de poder, el PRI ha confirmado a Manuel Añorve Baños como el nuevo coordinador de la bancada en el Senado para la LXVI Legislatura. El círculo se cierra, la trama se teje y el drama continúa, con Beltrones ahora convertido en un paria político, deambulando por los pasillos del Senado buscando su próximo refugio.

Como espectadores de este drama político, solo podemos observar cómo el PRI, en su infinita capacidad para auto-reinventarse y auto-castigarse, continúa su viaje por las tormentosas aguas de la política mexicana, donde las traiciones y las lealtades son tan volátiles como el clima. Y así, en una vuelta más del espiral político, Beltrones se encuentra en el ojo del huracán, mientras el PRI sigue escribiendo su saga interminable de rivalidades y redenciones.

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