Avances en el Plan de Justicia Comca’ac

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Pitiquito, Sonora; 30 de agosto de 2024. Bajo el sol intenso del desierto sonorense, la comunidad del Desemboque de los Seris recibió la visita de autoridades federales y estatales que arribaron con buenas noticias: más de 780 millones de pesos han sido destinados al Plan de Justicia Seri-Comca’ac, un esfuerzo conjunto entre el Gobierno de México y el Gobierno de Sonora para atender las necesidades históricas de la Nación Seri.

El ambiente en la comunidad era de entusiasmo, una mezcla de alivio y esperanza. Después de décadas de abandono y lucha, las obras prometidas están tomando forma. Entre el polvo y los cactus, la construcción del acueducto que abastecerá a Punta Chueca y El Desemboque, con una inversión de 244 millones de pesos, está a punto de concluir, con un avance de más del 90%. Para muchos, el acceso al agua potable es un símbolo tangible de la justicia que tanto se ha anhelado.

“No es sólo agua, es dignidad”

Jesús Félix Segovia, gobernador tradicional de la Nación Seri, no ocultó su emoción mientras caminaba al lado de Wendy Briceño Zuloaga, secretaria de Desarrollo Social en Sonora (Sedesson), y Adelfo Regino Montes, director del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI). Al observar el progreso del acueducto, Félix Segovia recordó las penurias que la comunidad ha sufrido por la falta de agua. “El agua es vida, es lo más importante para nosotros, y hoy, después de años, estamos más cerca de que este sueño se haga realidad”, comentó, con una mezcla de gratitud y orgullo.

La obra del acueducto es apenas una parte de lo que ha sido un plan ambicioso para devolver a la Nación Seri la dignidad que, según sus líderes, les fue arrebatada hace siglos. En el recorrido, las autoridades también inauguraron el Comedor de la Niñez Indígena, una obra que beneficiará a 130 niños y niñas de la comunidad, con una inversión de 20.5 millones de pesos. En medio de risas y juegos infantiles, la inauguración de este espacio dejó en claro que el futuro de la comunidad está en las manos de las nuevas generaciones.

“No es sólo un comedor, es una esperanza para los niños”

Mientras los niños correteaban alrededor de la nueva construcción, Adelfo Regino Montes destacó que el Comedor de la Niñez Indígena no es solo un lugar donde se servirá comida. Es parte de una estrategia integral que busca mejorar las condiciones de vida de los pueblos originarios. “Aquí no se trata solo de alimentación, sino de asegurar que nuestros niños y niñas tengan un lugar seguro, un espacio donde aprender y crecer”, comentó Regino, quien también hizo un recorrido por los avances en los telebachilleratos de Punta Chueca y El Desemboque, con un avance del 25% y 85%, respectivamente.

Una carretera hacia el futuro

El sol ya comenzaba a descender cuando la comitiva se trasladó a la nueva carretera que conecta El Desemboque con la carretera 36 norte. La primera etapa de la obra, que consta de 11 kilómetros y costó 121.26 millones de pesos, fue inaugurada ese día. Para los miembros de la comunidad, esa carretera es mucho más que un tramo de asfalto; es la puerta de entrada a un futuro mejor, conectándolos con el resto del estado y brindando acceso a servicios básicos.

“Por fin, podemos decir que no estamos olvidados”, dijo una mujer mayor mientras observaba cómo los vehículos oficiales recorrían la nueva vía. “Llevábamos décadas pidiendo algo tan simple como una carretera, y ahora está aquí”.

La deuda histórica: un resarcimiento en marcha

Para la Nación Seri, estas obras representan un resarcimiento a la deuda histórica que el Estado tiene con su pueblo. Félix Segovia lo resumió con palabras que resonaron entre los presentes: “Después de más de 500 años de lucha, estas obras son un gran abono para saldar esa deuda. Nos da certidumbre, nos da confianza, y estamos agradecidos porque finalmente el gobierno ha volteado su mirada hacia nosotros”.

El día terminó con un sentimiento de esperanza renovada en la comunidad Seri. Las obras no solo mejorarán la infraestructura y los servicios, sino que también han dejado una huella simbólica: el reconocimiento de una lucha que ha durado siglos, y la promesa de un futuro más justo para uno de los pueblos originarios más antiguos de México.

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