Ciudad de México. Tras un debate maratónico de más de siete horas y media, la Cámara de Diputados aprobó esta noche, en lo general, la controvertida reforma que devuelve el control operativo y administrativo de la Guardia Nacional (GN) a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena). La votación culminó con 362 votos a favor, liderados por Morena y sus aliados, frente a 133 en contra de la oposición, en un pleno donde solo cinco legisladores estuvieron ausentes.
El debate se enmarcó en una tensa confrontación entre las posturas del oficialismo, que defendió la reforma como un fortalecimiento de la GN y su coordinación con el Ejército, y la oposición, que denunció una peligrosa “militarización” del país y los riesgos que esto implica para los derechos humanos. A pesar del retraso de la sesión, iniciado por un simulacro de sismo, la disputa arrancó al mediodía, cuando se rechazaron mociones para devolver el dictamen a comisiones.
El bloque oficialista destacó que la adscripción de la GN a la Sedena garantizaría una estructura sólida para enfrentar la delincuencia organizada, mientras se evitarían los excesos de cuerpos como la extinta Policía Federal. Pancartas con palabras como “Capacidad”, “Disciplina” y “Confianza” fueron desplegadas desde las curules de Morena, PT y PVEM, en un intento por subrayar la percepción positiva que la GN tiene entre los ciudadanos, según datos ofrecidos por sus voceros.
En contraposición, los diputados de oposición criticaron que la reforma convertirá en permanente la intervención militar en tareas de seguridad pública, frenando la profesionalización de los cuerpos civiles de policía. Además, argumentaron que, a pesar de haber aumentado en número desde su creación, la GN no ha logrado contener la violencia en el país, calificando la situación de seguridad como “catastrófica”.
Uno de los momentos más intensos se vivió cuando el panista Miguel Ángel Monraz Ibarra tomó la tribuna, flanqueado por pancartas con imágenes de López Obrador y otros líderes morenistas en protestas contra la militarización durante el sexenio de Enrique Peña Nieto. “¿Qué les recuerdan estas imágenes?”, ironizó Monraz, generando gritos de “¡fuera!” desde las curules oficialistas, mientras coreaban “¡Es un honor estar con Obrador!”.
La sesión no estuvo exenta de recriminaciones personales. Diputados de Morena aprovecharon el debate para arremeter contra la “guerra contra el narco” emprendida por Felipe Calderón y la relación de su secretario de Seguridad, Genaro García Luna, con el crimen organizado, un personaje cuya sentencia había sido noticia el día anterior. Bruno Blancas (Morena) pidió a la derecha reconsiderar su voto, insinuando que el expresidente Calderón sabía de las acciones criminales de su colaborador.
En respuesta, la panista Josefina Gamboa Torales lanzó una declaración provocadora: “¡Claro que sabía García Luna de Andrés Manuel y por eso lo señaló como narco presidente!”, encendiendo aún más los ánimos en el pleno. La tensión escaló cuando Gutiérrez Luna, vicepresidente de la Mesa Directiva, pidió a la diputada moderar su tono, un gesto que fue ignorado por la legisladora panista.
Finalmente, a las ocho de la noche, tras la intervención de 57 oradores, la reforma fue aprobada en lo general. Sin embargo, el debate no concluyó ahí: más de 400 reservas al dictamen auguran una larga madrugada de discusiones adicionales.
La polarización en torno a la reforma refleja el intenso debate sobre el futuro de la seguridad pública en México, con un país dividido entre quienes ven en la Sedena la solución a la crisis de violencia y quienes temen los riesgos de una mayor militarización.